

Chanel propone un invierno confortable, Juana Martín invoca el fervor andaluz
Chanel presentó el martes en el Grand Palais de París una colección de alta costura glamourosa y discreta, la última imaginada por su estudio de creación interno, antes de los primeros pasos muy esperados del nuevo director artístico Matthieu Blazy.
Para la temporada otoño-invierno 2025-2026, la casa francesa reinventa los clásicos del invierno y reinterpreta el emblemático tweed, que esta vez adquiere un aire de tejido en vestidos más o menos largos, abrigos largos y trajes de falda y pantalón de talla baja, adornados con lentejuelas, plumas y perlas.
Vestidos y faldas más ligeros, generalmente de seda o de gasa y a menudo con volantes, también forman parte de este nuevo guardarropa que juega con las superposiciones, con faldas largas abiertas sobre faldas más cortas o cinturones anchos con bolsillos.
Todo ello se presenta en negro, beige y blanco, a juego con botas por encima de la rodilla de punta redonda.
Este nuevo vestuario se presentó en el Salón de Honor decorado con amplias cortinas drapeadas y cómodos sofás beige al estilo de los salones de alta costura del siglo pasado, y no en la nave del Grand Palais, como suele ser habitual, ya que esta última acoge una instalación monumental del brasileño Ernesto Neto.
Entre los invitados se encontraban las actrices Marion Cotillard, Carole Bouquet, así como las reinas del pop Lorde y Gracie Abrams.
La próxima colección, presentada en octubre durante la Semana de la Moda femenina de París, estará firmada por Matthieu Blazy, nombrado en diciembre, seis meses después de la abrupta salida de Virginie Viard.
Exdirector artístico de Bottega Veneta, el discreto y muy respetado franco-belga tendrá la difícil tarea de pasar página tras Karl Lagerfeld, quien reinó sobre la casa durante más de tres décadas hasta su fallecimiento en 2019, dejando el mando a su mano derecha Virginie Viard.
- Un cristo de cuerda -
La creadora de origen gitano Juana Martín firmó quizás su desfile más arriesgado, en un edificio de la Sorbona parisina, titulado "Fervor".
Su primera creación fue toda una declaración: un vestido blanco adornado en el pecho con un gran Cristo tejido en cuerda, con los brazos extendidos, al son de una saeta, como en la Semana Santa sevillana.
La diseñadora de origen gitano quiso rendir homenaje a las raíces católicas de su pueblo, pero reinterpretándolas de forma osada.
La tradicional "mantilla" bordada que cubre la cabeza de las mujeres se combina con un vestido muy corto y ajustado de color crema.
Las medias de rejilla están adornadas con pequeñas medallas de imaginería religiosa, como las que se cuelgan en los mantos de la Virgen.
En las mejillas de las modelos, lágrimas falsas como las de la Virgen de la Macarena.
"Es el sentimiento y el y el amor que le tenemos a nuestra a nuestras tradiciones" explicó a la AFP la diseñadora.
La imagen del Cristo "es una obra de arte, de un artesano que trabaja la imaginería [religiosa] maravillosamente", añadió.
Juana Martín viste a las mujeres con vestidos holgados, de satén marfil o tul, con coronas y enormes espinas plateadas, que cuelgan de las orejas o se entrelazan en el cuello.
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E.Becker--BP