

Rubio, el halcón de Trump que asume un raro doble encargo en la Casa Blanca
Donald Trump se enfrentó en su día a Marco Rubio en términos muy duros y vulgares. Casi una década después, el presidente estadounidense coronó el jueves a su ahora halcón con un raro encargo de dos de los puestos más altos de la diplomacia del país.
Trump nombró a Rubio, su secretario de Estado de 53 años, asesor "interino" de Seguridad Nacional, una posición considerada de mucho poder en la Casa Blanca que se encarga de coordinar la política exterior a través de toda la administración.
A solo 101 días de su segundo mandato, Trump destituyó al anterior titular, Mike Waltz, quien enfrentaba duras críticas por una filtración de un chat de varios funcionarios sobre planes de guerra en Yemen, y se comprometió a nombrarlo embajador ante la ONU.
Nadie había dirigido al mismo tiempo el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional desde el legendario Henry Kissinger, que lo hizo durante dos años mientras el expresidente Richard Nixon estaba asediado por el escándalo Watergate.
Queda por ver si Rubio, un hijo de inmigrantes cubanos nacido en Miami, podrá acumular tanta influencia como Kissinger, un estratega implacable tanto en Washington como en el extranjero.
Trump, que se cansa rápidamente de sus asesores, ya ha asignado algunas de las misiones más delicadas —desde Rusia hasta Irán y Gaza— al enviado especial Steve Witkoff, su compañero de golf y amigo de negocios sin experiencia diplomática previa.
Pero Rubio ha encontrado una fórmula política ganadora: no competir por ganar terreno, sino aprovechar los temas que maneja y que le hacen ganarse el cariño de la base de Trump, como es el caso de las deportaciones de migrantes irregulares.
- Ganarse a la base -
Rubio ha sido aclamado por gran parte de los simpatizantes de Trump, algunos de los cuales, tras su nombramiento, se habían burlado de él al tildarlo de halcón "belicista" de las élites.
Se trata de un cambio aún mayor con respecto a la carrera presidencial de 2016, cuando Trump lo ridiculizó al llamarlo "Pequeño Marco" y Rubio cuestionó el tamaño de los genitales del magnate.
En uno de sus primeros viajes oficiales, Rubio, el primer secretario de Estado de ascendencia hispana, llegó a un acuerdo para enviar a cientos de migrantes a una megaprisión de El Salvador, cuyo presidente, Nayib Bukele, ha defendido el encarcelamiento masivo para frenar la delincuencia.
En una reunión del gabinete con Trump celebrada al cumplirse los primeros tres meses de gobierno, dijo en repetidas ocasiones que no se arrepentía de buscar más acuerdos carcelarios de este tipo en el extranjero.
Todo esto pese a la orden judicial a la que se ha resistido la administración del republicano para repatriar al migrante salvadoreño Kilmar Ábrego García, deportado por error.
Rubio ha mostrado un entusiasmo similar por expulsar a estudiantes extranjeros que protestaron en varias universidades contra Israel y su guerra en Gaza: "Cada vez que encuentro a uno de estos lunáticos, les quito la visa", afirmó.
- Miembro "normal" del gabinete -
Rubio, cuyos padres cubanos se han opuesto ferozmente al comunismo, siempre ha tenido opiniones conservadoras.
Sin embargo, en el Congreso era percibido como un político afable con opiniones moderadas. De hecho, en una muestra inusual en tiempos tan polarizados, sus excompañeros senadores lo confirmaron por unanimidad.
Los interlocutores extranjeros también lo ven como la persona más razonable del entorno de Trump.
"Creemos que es una persona que sigue siendo 'normal' y que al menos escuchará nuestras preocupaciones y dirá que las tendrá en cuenta", afirmó un diplomático de un país aliado de Estados Unidos que participó en una reunión con Rubio y que pidió el anonimato para hablar con franqueza.
Sin embargo, Rubio ha tenido cuidado de no romper públicamente con Trump.
En una reunión a puerta cerrada en la Casa Blanca, mostró su desacuerdo con Elon Musk, el multimillonario que ha ejecutado los severos recortes del gasto federal emprendidos por Trump, según una persona familiarizada con el encuentro.
Aunque defendió la ayuda exterior como congresista, Rubio vio sin oponerse cómo se desmantelaba la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid).
En una escena que fue objeto de numerosas parodias, Rubio pareció hundirse en el sofá de la Casa Blanca mientras Trump y el vicepresidente, JD Vance, reprendían al mandatario ucraniano, Volodimir Zelenski, en una reunión celebrada el 28 de febrero.
Al menos dos senadores demócratas dijeron después que lamentaban haber votado para confirmar a Rubio. El congresista Chris Murphy afirmó que esperaba que el funcionario "plantara cara" a Trump en cuestiones que le importaban mucho, como Ucrania.
R.Kurz--BP